¡Felicitaciones eres bienvenido!

Querid@ amig@, recibe mi cordial saludo; de alguna manera, tu visita al Blog, no es casualidad sino que es CAUSAL, sí, así como lo afirmo, es propio de la causa que mueve nuestras propias sensaciones en este hermoso Universo creado por un SER SUPREMO. Aquí eres bienvenid@ sin distingo de raza, credo o religión ni status social... ¡Somos herman@s e hij@s de la misma creación! ... Y teniendo en cuenta que en el crecimiento personal, la libertad de credo, de pensamiento y de expresión, y el respeto por la diferencia constituye un factor importante de amor y comprensión; por tal, lo que se expone en este blog puede ser de su interés, tal y como lo es para quien lo administra.

miércoles, 29 de agosto de 2012

¿Eres normal o eres grandioso por naturaleza?

Ninguna situación material, por más opresora y tenebrosa que sea, te impide reconocer tu vida en la Luz.
¿Eres normal o eres grandioso por naturaleza?
Según el diccionario, natural es “perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas”. Normal es “que sirve de norma o regla o que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano”.

Se podría decir que el Ego es lo normal y que el Ser es lo natural. Sin embargo, actuamos cotidianamente como algo natural lo que es normal. Sería sólo un juego de palabras si no fuera que es tan pesadamente importante.

Una de las cosas naturales dentro de la normalidad del Ego es que estamos en una dualidad y eso implica que siempre encontraremos mínimamente dos extremos de cualquier cosa, además de los grises entre ellos. Debería ser un hecho reconocido que venimos con ciertos aspectos “malos, oscuros, negativos, bajos, siniestros” o como se los quiera denominar. TODOS tenemos esas facetas. No obstante, nos la pasamos continuamente tratando de negarlas, esconderlas, rechazarlas, como si fueran pecados o faltas que solamente uno tiene la desgracia de poseer... porque los demás son buenos y viven una vida feliz... ¡justo a mí me vino a tocar ser yo!!

Suena gracioso, ¿sí? Es lo que piensas sin parar. Tú crees que eres el único que tienes tantas imperfecciones, que le pasaron esas cosas terribles en su existencia, que no vino con las condiciones necesarias para ser exitoso en lo que desea, que le sobra mucho de lo malo y que le falta algo bueno (no sabes muy bien qué). En principio, te está faltando un poco de sentido de la realidad. No eres diferente del resto. Los siete mil millones que estamos encarnados en la Tierra estamos jugando el mismo juego, cada uno con sus propias formas.

¿No es algo increíblemente fantástico que no se te haya ocurrido esto? Compartes con los demás esas cosas malas con las que tanto te victimizas y te justificas. Por lo tanto, en principio, acéptalas como integrantes del paquete. Luego, pregúntate: ¿y para qué están ahí? Si no fueran importantes, no estarían. Sería como cuestionarte ¿y para qué tengo dos brazos?

Una posible respuesta es que están ahí para que tengas la experiencia completa de las posibilidades en un determinado aspecto. A veces, exploras un extremo; a veces, el otro. Oscilas hasta que aprendes por tu propia cuenta cuáles son las consecuencias en ti mismo y en otros. Por ejemplo, aprendes a no hacer a los demás lo que no te gusta que te hagan.

Tu Ser hace un gran trabajo de diseño en cada encarnación para experimentar cómo transformarse en un Creador responsable, cómo espiritualizar la materia, cómo entregarse al Amor, entre otras cosas. Y resulta que tú escupes al Cielo (mejor dicho, a ti mismo) porque no vienes imbuido de las más finas cualidades que se pueden exigir en un ser humano. ¡Ah! Exigencia es la palabrita... del Ego.

Tú ya traes todas las cualidades (y desafíos) que necesitas para lo que viniste a ser y hacer. Aceptarlo es el primer paso, como te dije; dejar de lamentarte vanamente. Después, quizás te des cuenta de que tus “defectos” son una puerta a tus cualidades, a través de la exageración. Reflexiona: si simplemente bajases el tono de las cosas, te encontrarías con algo muy bueno.

Un ejemplo básico: si dejaras de hacer tanto drama de todo, vivirías mucho más tranquilo y podrías considerar lo que te sucede como lo que te propusiste para esta vida. Otro: eres demasiado agresivo, hasta un poco violento. Si disminuyes el caudal y lo encaminas, puedes usar esa energía para llevar adelante tus proyectos. Así, más satisfecho de ti mismo, descubrirías la ternura que te habita y que no podía salir porque vivías defendiéndote de los otros. Otro: eres un gran egoísta. Un poco de egoísmo no te viene mal porque de esa forma puedes pensar por ti mismo y ver qué te gusta, qué te sirve, adónde quieres ir. El egoísmo que está demás en ti puedes utilizarlo para mostrarle a los demás las bondades de ocuparse de su propia vida, dejando de estar tan pendientes de los demás. Otro: eres muuuuuuy sensible. Contiénete a ti mismo y canaliza la bobalicona hipersensibilidad demandante en verdadera sensibilidad compasiva y/o creativa para tu bien y el de otros.

Haciendo estas cosas, te irás acercando a lo más natural de ti, o sea a tu Ser, a lo que es tu esencia luminosa y amorosa. Normalizarás la actividad de tu Ego y dejarás de perder el tiempo y la energía en luchar, en esforzarte, en ser “bueno”, en parecerte a los otros. Celebrarás ser tú mismo, con tus luces y sombras; concientizarás que estás en un universo amable, abundante, variado, creativo; te integrarás como el Ser Humano Divino que realmente eres.

Autora: Laura Foletto
Sitio Web: www.abrazarlavida.com.ar
 
 

jueves, 23 de agosto de 2012

Mensaje de Asthar Sheran – 2012

En el crecimiento personal, la libertad de credo, de pensamiento y de expresión, y el respeto por la diferencia constituye un factor importante de amor y comprensión. Adjunto un enlace que puede ser de su interes, tal y como lo es para quien administra este blog.

http://www.tartessos.info/index.php?option=com_content&view=article&id=711:mensaje-de-asthar-sheran-2012&catid=42:canal&Itemid=166

Namaste!

martes, 7 de agosto de 2012

Percepción de una circunstancia especifica.

Ayer tuve la hermosa fortuna de tener un contacto con la naturaleza, un espacio en el campo, acompañado de un esplendoroso rio con su agua fría por su cercanía a su nacimiento en las montañas de los Farallones en el Valle del Cauca colombiano, la vegetación frondosa, el aire fresco y sin la contaminación de la urbe, y por supuesto, el radiante sol del verano, en síntesis, un perfecto contacto con lo elementales del agua, aire, tierra y el fuego –representado por el radiante Sol.

Circunstancia propicia para engalanar ese encuentro también con una profunda meditación hacia el interior del Ser, valorando lo sencillo de la vida: ¡lo natural!

No obstante, la vida te presenta circunstancias que son verdaderas lecciones y oportunidades para este continuo aprendizaje. Al retirarme del sitio tuve el antojo de degustar unos dulces de la zona y al realizar la transacción con la persona que lo suministraba sucedió, en ese momento, algo que me sorprendió: ¡un tremendo enredo en una operación de sencilla aritmética! Debí acudir a un benévolo transeúnte que me colaborará como testigo y ayuda para la vendedora y comprendería la sencilla transacción que habíamos realizado.

Pero, ¿acaso lo sorprendente es un “enredo en una operación aritmética”? No. En estos lares, todavía se puede observar personas que infortunadamente no han tenido un contacto con el aprendizaje tradicional, y con el aprendizaje de la vida misma deben hacer sus propios esfuerzos por subsistir, entre ellos lanzarse a ser vendedores informales de producto elaborados por ellos mismos y a partir de la misma practica de las transacciones que realizan aplican el sumar y restar. Entonces, esto no es lo sorprendente, lo que causó la oportunidad de aprendizaje fue: ¡mi reacción!.

Sí claro, después de haber estado en contacto con la naturaleza y aprovechado para meditar, agradecer a la madre tierra por todo su esplendor y entrega sin pedir nada a cambio, era de presumir que me encontrara lleno de tranquilidad, serenidad, compasivo y comprensivo, y por supuesto, ejecute toda capacidad para hacerme comprender de esa persona que el Universo había colocado en mi camino…, pero, llegó la lección, esa paciencia se fue convirtiendo en impotencia, el lenguaje no verbal (lenguaje corporal) hizo su aparición, hasta el punto de llevar mis manos a la cabeza e implorar a Dios que me suministrará las herramientas para hacerme comprender, en síntesis, las emociones afloraron en molestia e incomprensión.

Sí, así es, a pesar del conocimiento que se pueda tener, es posible encontrarse con personas con nuestras propias debilidades (hacemos lo mejor que podemos con lo mejor que sabemos) y se debería ser comprensivo; sin embargo, algo salta en el interior, en el inconsciente. ¿Qué será? ¿Qué recuerdos están en el subconsciente que nos hace molestar? ¿Qué modelo mental está arraigado que no nos permite que aflore lo que deseamos: ser comprensivo y compasivo? ¿Qué nos sucedió en esta vida peregrina que no hemos podido desterrar?

Son tantas las preguntas que no terminaría el artículo con mis respuestas. Lo único cierto es que mi pretendido control mental fundamentado en la serenidad, la comprensión y la compasión fue puesto a prueba y… ¡falló!. Me incomode, me fastidie, me altere, por lo tanto, me demostré que no hay ninguna salida diferente al vivir cada instante en su máxima expresión, cualquier meta u objetivo futuro solo se logra en un instante: el presente…, y cada mañana, será un nuevo presente y así sucesivamente.

Esa circunstancia específica sucedió ayer -que ya es pasado. Pero lo hermoso de la oportunidad del aprendizaje, es que solo unos minutos después del incidente, ya lo había desestimado, ya estaba en el presente, sin sentimientos de culpa, sin remordimientos por mi reacción a lo sucedido. Eso sí, elevando una plegaria al Altísimo, dándole gracia por dos cosas:

1.       Por haber puesto a esa persona en mi camino, primero, por que suministró el exquisito dulce que luego deguste con un placer inmenso, y dos, por haber puesto a prueba mi control emocional (toda persona y circunstancia tiene algo que ver contigo: ¡no lo olvides!);

2.       Por enseñarme que las emociones y sentimientos son parte de nosotros –querámoslo o no- que podemos apreciarlas, amarlas, y dejarlas ir, es decir, no apegarnos, ni engancharnos con ellas. Si sucedió, sucedió, y ya nada se podrá hacer. Entre más luches por erradicarla, mas se acentuara, y más se repetirán.        

Por lo anterior, continuo y continuaré repitiendo con el poeta Antonio Machado: “caminante no hay camino, se hace camino al andar…

Hermano lector, que el Altísimo te bendiga en prosperidad y abundancia, en todos los sentidos de tu vida, en unión de quienes ama.

Hasta pronto,

RAMÓN JOSÉ COLLANTE DE LAS SALAS

Martes, 07 de agosto de 2012